Definiendo el costo real de una obra de construcción

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En sus fases iniciales, cualquier proyecto de construcción se encuentra inevitablemente con la siguiente pregunta: ¿cuál será el costo final? Existen múltiples variables que pueden alterar los costos; para los arquitectos, entender y anticipar estos factores permite garantizar un resultado funcional y financieramente viable.

Con precios de materiales y mano de obra en constante cambio, prever y controlar estos costos se vuelve indispensable. 

La ubicación de un proyecto es uno de los factores iniciales y más importantes. Desde el centro de una ciudad hasta una zona rural, la localización ofrece un rango de costos y delimita el panorama de enfoque del proyecto.

Cada ubicación presenta oportunidades y desafíos. Construir en áreas urbanas puede implicar costos más altos por la logística de transporte y la gestión de espacio limitado. En contraste, en zonas rurales, los desafíos incluyen los tiempos del transporte de suministros o la disponibilidad de mano de obra.

La magnitud de una construcción afecta la cantidad de materiales, la mano de obra y la duración del proyecto. 

Un edificio de varios pisos requiere más materiales y una logística más compleja, especialmente para instalaciones como electricidad y fontanería. Sin embargo, los edificios más grandes pueden ofrecer economías de escala y mayores retornos, como en el caso de oficinas que contemplan albergar a múltiples inquilinos.

Al evaluar el tamaño de un proyecto, debemos considerar no sólo los costos inmediatos, sino también los beneficios potenciales a largo plazo.

El diseño arquitectónico no solo afecta la estética del proyecto. Un diseño bien planificado y adaptado a la ubicación del proyecto facilita la construcción y permite minimizar costos adicionales.

Proyectos con diseños complejos suelen necesitar materiales especiales y mano de obra calificada, mientras que un diseño eficiente que optimiza el uso del espacio puede generar ahorros significativos. Necesitamos balancear creatividad y funcionalidad, para obtener un diseño tanto eficiente como atractivo.

Al evaluar el tamaño de un proyecto, debemos considerar no sólo los costos inmediatos, sino también los beneficios potenciales a largo plazo.

La selección de materiales determina la calidad del edificio y afectan significativamente el presupuesto.

Optar por materiales de fabricación local impacta tanto en la reducción de costos de transporte como en la reducción de la huella de carbono del proyecto. En algunos casos, invertir en materiales de alta calidad resulta rentable por su durabilidad y menor necesidad de mantenimiento.

En un contexto donde la sostenibilidad es cada vez más valorada, elegir materiales no debería basarse solo en el coste inicial, sino también en su impacto a largo plazo.

Finalmente, más allá de las estimaciones, siempre existe una diferencia entre el coste estimado y el coste real de un proyecto. El coste real incluye todos los gastos desde el inicio hasta la finalización y a menudo difiere de las estimaciones iniciales debido a factores inesperados.

Problemas de suelo, fluctuaciones en los precios de materiales o cambios en los requisitos del proyecto pueden incrementar el coste real más allá de las previsiones.

El coste real de un proyecto de construcción está influenciado por varios factores, desde la ubicación hasta la selección de materiales. Entender estos elementos y planificar estratégicamente es clave para el éxito de cualquier proyecto. Como estudio de arquitectura, nuestra misión es guiar a nuestros clientes a través de estos desafíos, asegurando que cada proyecto cumpla con sus objetivos financieros y estéticos.

Cada proyecto es una oportunidad para crear algo único. Con una gestión adecuada de los costos, podemos transformar esa visión en realidad, ofreciendo soluciones atractivas y viables económicamente.

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Lucas Torres

Business Development Manager en Glinnar